jueves, 10 de diciembre de 2015

Gobierno de Marcelo T. Alvear.

Marcelo Torcuato de Alvear; nacio en Buenos Aires en el año 1868. Fue un político argentino, presidente de la República entre 1922 y 1928. Nieto del general Carlos María de Alvear, director supremo de las Provincias Unidas, e hijo de Torcuato de Alvear, quien realizó grandes obras y mejoras edilicias en la ciudad desde su cargo de intendente de Buenos Aires, desde su adolescencia tuvo vocación política y fue uno de los primeros adeptos de la renovación del sistema político, en la línea proyectada por Leandro N. Alem.
Hombre culto y muy inteligente, estudió derecho en Buenos Aires, graduándose en 1891, y completó sus estudios en Europa.
Fue amigo de Hipólito Yrigoyen y, por afinidad de ideas, había estado ligado a él desde poco antes de la Revolución del Parque en 1890.
Alvear participó en la Revolución del Parque y fue uno de los firmantes del manifiesto del 2 de junio de 1891, que fundó la Unión Cívica Radical.
Estuvo vinculado al radicalismo desde los tiempos de la Unión Cívica, de la Revolución del 90 y durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen. En esta etapa fue embajador en Francia.
Fue un fanático legalista. No aceptó las presiones a fin de que se interviniese la provincia de Buenos Aires, baluarte del yrigoyenismo.
Su gobierno se desarrolló en un clima de tranquilidad. En comparación con el período anterior fueron pocos los movimientos obreros que hubo durante su mandato. 
En 1924 sufrió una ola de protestas y de huelgas, a raíz del veto al proyecto de ley que extendía la jubilación a amplios sectores de trabajadores, entonces comenzó una pequeña prosperidad económica, se habían abierto los mercados europeos, los productos del agro tenían éxito en el extranjero.
Por otra parte empezaban a llegar inversiones norteamericanas y Buenos Aires crecía cada vez más. Durante su gobierno, se sancionaron leyes importantes, como
·        la que reglamentaba el trabajo nocturno en las panaderías.
·        la que reconocía derechos civiles a las mujeres.
·        la que regulaba la actividad de las sociedades cooperativas.
·        la que extendió los beneficios de la jubilación a los empleados de comercio.
Formó parte del comité organizador de la revolución radical de 1893; triunfante el movimiento en la provincia de Buenos Aires y habiendo renunciado el gobernador Julio A. Costa, se constituyó un gobierno provisional encabezado por Juan Carlos Belgrano, y Alvear fue designado ministro de Obras Públicas del gabinete.
Hombre de gran fortuna, viajó mucho por Europa, pero sus viajes no le impedían estar al tanto de los acontecimientos del país. Con la ley Sáenz Peña que estableció el voto secreto y obligatorio, Alvear fue elegido diputado por la capital en 1912; renovada la Cámara, fue electo por la provincia de Buenos Aires.
Diputado muy laborioso, presentó al Congreso varios proyectos, entre otros unas modificaciones sobre la organización del ejército y uno relativo a los empleados civiles del estado.
En 1922 finalizaba el mandato presidencial de Hipólito Yrigoyen. En Argentina, la Constitución impedía la reelección presidencial, de modo que Yrigoyen debía buscar un sucesor, y esperar los seis años que gobernaría éste para poder presentarse nuevamente como candidato. Inesperadamente, Yrigoyen propuso a Marcelo de Alvear. La propuesta resultó sorprendente, porque Alvear no pertenecía a los círculos yrigoyenistas, estaba vinculado al sector del patriciado radical y era considerado por la élite como uno de los suyos.
A Yrigoyen le resultó fácil imponer su candidatura y el electorado, por apego al caudillo, le aseguró el triunfo. Las elecciones se realizaron en abril de 1922; la candidatura de Alvear se impuso por un amplio margen, obteniendo el 40 por ciento de los votos emitidos. El radicalismo ganó en todas las provincias a excepción de San Juan y Mendoza.
En julio del mismo año el Congreso verificó el escrutinio definitivo. Quedó así consagrada la fórmula Alvear-González. Alvear, que se hallaba en París, fue agasajado por casi todos los gobiernos de Europa al difundirse la noticia de su elección a la presidencia. Recibió el homenaje de los gobiernos de Brasil y de Uruguay. El 14 de agosto llegó a Buenos Aires y el 12 de octubre de 1922 asumió el mando. En sesión solemne del Congreso, el presidente Yrigoyen depositó los símbolos del poder y Alvear prestó juramento.
Alvear gobernó con prudencia, pero repudiaba por temperamento la demagogia y el personalismo. Procuró mantener los principios fundamentales del orden constitucional y trató de establecer una administración eficaz y honrada.
La presidencia de Marcelo de Alvear vivió un episodio de conflicto con el Vaticano. El 8 de abril de 1923 murió el arzobispo de Buenos Aires, Antonio Espinosa.
En los primeros meses de 1928, la crisis mundial se hizo presente en la lucha electoral; la simpatía popular se mantenía fiel a Yrigoyen. Los conservadores querían la presidencia y no estaban dispuestos a perderla. Un grupo militar, encabezado por el ministro de Guerra Agustín P. Justo, comenzó a organizarse para impedir el retorno de Hipólito Yrigoyen al poder. Alvear, hombre democrático y leal, la contuvo y se opuso a que se siguiera ese camino, que consideraba totalmente inadecuado.
Las elecciones se realizaron en el mes de abril de 1928 y dieron como resultado el triunfo de Yrigoyen por amplia mayoría.

En 1831, un año después del golpe de estado que derrocó a Yrigoyen, Marcelo de Alvear regresó de Europa y se reincorporó a la UCR. Ese mismo año se le impidió presentar su candidatura a la presidencia por no haber transcurrido un mandato presidencial; en 1937 presentó de nuevo su candidatura, que resultó derrotada. Pero él mantuvo su actividad política y su condición de principal dirigente del radicalismo hasta su muerte.

Alumna: Cejas Georgina.

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