Marcelo
Torcuato de Alvear; nacio en Buenos Aires en el año 1868. Fue un político
argentino, presidente de la República entre 1922 y 1928. Nieto del general
Carlos María de Alvear, director supremo de las Provincias Unidas, e hijo de
Torcuato de Alvear, quien realizó grandes obras y mejoras edilicias en la
ciudad desde su cargo de intendente de Buenos Aires, desde su adolescencia tuvo
vocación política y fue uno de los primeros adeptos de la renovación del
sistema político, en la línea proyectada por Leandro N. Alem.
Hombre culto y
muy inteligente, estudió derecho en Buenos Aires, graduándose en 1891, y
completó sus estudios en Europa.
Fue amigo de
Hipólito Yrigoyen y, por afinidad de ideas, había estado ligado a él desde poco
antes de la Revolución del Parque en 1890.
Alvear
participó en la Revolución del Parque y fue uno de los firmantes del manifiesto
del 2 de junio de 1891, que fundó la Unión Cívica Radical.
Estuvo
vinculado al radicalismo desde los tiempos de la Unión Cívica, de la Revolución
del 90 y durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen. En esta etapa fue embajador
en Francia.
Fue un
fanático legalista. No aceptó las presiones a fin de que se interviniese la
provincia de Buenos Aires, baluarte del yrigoyenismo.
Su gobierno se
desarrolló en un clima de tranquilidad. En comparación con el período anterior
fueron pocos los movimientos obreros que hubo durante su mandato.
En 1924 sufrió
una ola de protestas y de huelgas, a raíz del veto al proyecto de ley que
extendía la jubilación a amplios sectores de trabajadores, entonces comenzó una
pequeña prosperidad económica, se habían abierto los mercados europeos, los
productos del agro tenían éxito en el extranjero.
Por otra parte
empezaban a llegar inversiones norteamericanas y Buenos Aires crecía cada vez
más. Durante su gobierno, se sancionaron leyes importantes, como
·
la
que reglamentaba el trabajo nocturno en las panaderías.
·
la
que reconocía derechos civiles a las mujeres.
·
la
que regulaba la actividad de las sociedades cooperativas.
·
la
que extendió los beneficios de la jubilación a los empleados de comercio.
Formó parte
del comité organizador de la revolución radical de 1893; triunfante el
movimiento en la provincia de Buenos Aires y habiendo renunciado el gobernador
Julio A. Costa, se constituyó un gobierno provisional encabezado por Juan
Carlos Belgrano, y Alvear fue designado ministro de Obras Públicas del
gabinete.
Hombre de gran
fortuna, viajó mucho por Europa, pero sus viajes no le impedían estar al tanto
de los acontecimientos del país. Con la ley Sáenz Peña que estableció el voto
secreto y obligatorio, Alvear fue elegido diputado por la capital en 1912;
renovada la Cámara, fue electo por la provincia de Buenos Aires.
Diputado muy
laborioso, presentó al Congreso varios proyectos, entre otros unas
modificaciones sobre la organización del ejército y uno relativo a los empleados
civiles del estado.
En 1922
finalizaba el mandato presidencial de Hipólito Yrigoyen. En Argentina, la
Constitución impedía la reelección presidencial, de modo que Yrigoyen debía
buscar un sucesor, y esperar los seis años que gobernaría éste para poder
presentarse nuevamente como candidato. Inesperadamente, Yrigoyen propuso a
Marcelo de Alvear. La propuesta resultó sorprendente, porque Alvear no
pertenecía a los círculos yrigoyenistas, estaba vinculado al sector del
patriciado radical y era considerado por la élite como uno de los suyos.
A Yrigoyen le
resultó fácil imponer su candidatura y el electorado, por apego al caudillo, le
aseguró el triunfo. Las elecciones se realizaron en abril de 1922; la
candidatura de Alvear se impuso por un amplio margen, obteniendo el 40 por
ciento de los votos emitidos. El radicalismo ganó en todas las provincias a
excepción de San Juan y Mendoza.
En julio del
mismo año el Congreso verificó el escrutinio definitivo. Quedó así consagrada
la fórmula Alvear-González. Alvear, que se hallaba en París, fue agasajado por
casi todos los gobiernos de Europa al difundirse la noticia de su elección a la
presidencia. Recibió el homenaje de los gobiernos de Brasil y de Uruguay. El 14
de agosto llegó a Buenos Aires y el 12 de octubre de 1922 asumió el mando. En
sesión solemne del Congreso, el presidente Yrigoyen depositó los símbolos del
poder y Alvear prestó juramento.
Alvear gobernó
con prudencia, pero repudiaba por temperamento la demagogia y el personalismo.
Procuró mantener los principios fundamentales del orden constitucional y trató
de establecer una administración eficaz y honrada.
La presidencia
de Marcelo de Alvear vivió un episodio de conflicto con el Vaticano. El 8 de
abril de 1923 murió el arzobispo de Buenos Aires, Antonio Espinosa.
En los
primeros meses de 1928, la crisis mundial se hizo presente en la lucha
electoral; la simpatía popular se mantenía fiel a Yrigoyen. Los conservadores
querían la presidencia y no estaban dispuestos a perderla. Un grupo militar,
encabezado por el ministro de Guerra Agustín P. Justo, comenzó a organizarse
para impedir el retorno de Hipólito Yrigoyen al poder. Alvear, hombre
democrático y leal, la contuvo y se opuso a que se siguiera ese camino, que
consideraba totalmente inadecuado.
Las elecciones
se realizaron en el mes de abril de 1928 y dieron como resultado el triunfo de
Yrigoyen por amplia mayoría.
En 1831, un
año después del golpe de estado que derrocó a Yrigoyen, Marcelo de Alvear
regresó de Europa y se reincorporó a la UCR. Ese mismo año se le impidió
presentar su candidatura a la presidencia por no haber transcurrido un mandato
presidencial; en 1937 presentó de nuevo su candidatura, que resultó derrotada.
Pero él mantuvo su actividad política y su condición de principal dirigente del
radicalismo hasta su muerte.
Alumna: Cejas Georgina.